Hace 6 años
viernes, 4 de mayo de 2012
Susana Gisbert, fiscal: "En los juzgados de violencia pesa el estigma de que son cosas de mujeres"
"Mi abuelo decía que era "ateo, a Dios gracias""
Hija y nieta de abogados, su abuelo fue alcalde de Valencia con la República, y el mundo jurídico siempre ha girado a su alrededor. Susana Gisbert, la hija modelo que siguió los pasos familiares, desvela ahora su vocación al asumir la portavocía de la Fiscalía de Valencia. "Siempre quise ser periodista", confiesa.
"Sospechosa de criminalidad". Susana Gisbert, fiscal, nunca llegó a pensar que la Guardia Civil del aeropuerto de Manises le retendrían las maletas a su vuelta de Paraguay, donde participó en un curso jurídico. En su equipaje llevaba unas figuritas típicas navideñas que se estimaba... Cuando se presentó a la ventanilla de reclamación, los agentes casi se cuadran. Pese a su apariencia menuda y frágil, no le es difícil romper el estereotipo en un mundo que sigue masculinizado, aunque en Valencia se estén rompiendo moldes con su prima, Teresa Gisbert, como Fiscal Jefe. Se la ve a gusto y cómoda como portavoz de la Fiscalía de Valencia ¿Cómo lo afronta?
-Tras quince años como fiscal, siempre en temas penales, he tenido la oportunidad de asumir el puesto tras la elección de Teresa Gisbert como Fiscal Jefe. Este cargo no salía a concurso porque es un cargo de confianza, y a mí me apetecía desde el primer día. Aunque sigo en los juzgados de Violencia Sobre la Mujer y haciendo juicios de penal.
Su misión no se aleja de lo que establece el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal, dándole la responsabilidad a la Fiscalía de informar a la opinión pública...
-Los fiscales deben informar a la opinión pública y los fiscales portavoces somos el vehículo para ello. Además del Estatuto, también hay una Instrucción en la que se refuerza la figura del Ministerio Fiscal como medio de enlace entre la opinión pública y los tribunales.
¿Cree que la justicia sigue siendo reacia a abrirse a la sociedad?
-Está claro que hace falta una apertura a la opinión pública desde los tribunales. Un ejemplo es el juzgado de Nules que lleva el caso Fabra. Si alguna vez el Consejo General del Poder Judicial hubiese explicado a los medios el sistema de traslado de los jueces, no se habría creado ninguna suspicacia. Al menos, eso es lo que comentó una periodista. Soy partidaria de dar toda la información antes de que salga a medias y mal.
Viene de familia de abogados. ¿Cómo es que no siguió los pasos de su padre?
-Siempre he querido ser fiscal. Vivir para el cliente no me va, prefiero trabajar para el ciudadano. Los abogados pueden intentar ser justos, pero se deben a la parte que les paga. Quería ser juez o fiscal y me decanté por lo último por mi carácter, soy muy penalista y nuestra actuación en los juicios es más activa.
¿Es lo que más le atrae?
-Sí, la parte más apasionante es la intervención en un juicio oral. Cuando me trasladaron a los juzgados de violencia puse como condición que no me apartaran de los juicios.
¿Para acusar al culpable?
-Eso es una idea errónea. El fiscal defiende al ciudadano y le interesa tanto que condenen al culpable como que absuelvan al inocente.
¿Seguirá con la defensa de las mujeres?
-Los juzgados de Violencia no quiero dejarlos. Cuando me lo ofrecieron vi que era mi camino y mi aspiración es seguir especializándome en esa línea.
¿Ve la solución en su camino?
-La solución a la violencia contra la mujer tardaremos en verla. A parte de las deficiencias de la Ley Integral, por hacerla con prisas, en unos años creo que comenzaremos a ver sus éxitos. Y, como soy optimista, intento no pensar en el número de mujeres muertas, sino en el número de muertes que se han podido evitar, en las mujeres que se han salvado.
¿Por qué son mayoría las mujeres en los juzgados de Violencia?
-Es verdad, sólo hay un juez en los tres juzgados, y el resto, fiscales, secretarias y juezas somos mujeres. Estoy absolutamente convencida de que, no sólo entre los compañeros sino incluso entre compañeras, lo ven como un tema menor. En los juzgados de Violencia pesa el estigma de que son "cosa de mujeres". Pesa tanto que hay un juez en penal que en un curso se refirió a estos juzgados como "los ausonia".
¿Lo compaginará bien con su trabajo de portavoz?
-He dicho que tengo vocación de fiscal, pero eso fue una vez y ya hice la carrera. Yo lo que quería estudiar era periodismo. Soy hija de padres mayores y no lo hice en ese momento por no irme de casa, ya que entonces no había Facultad en Valencia o Castelló.
¿Y cómo ha matado el gusanillo?
-He ganado algún concurso de narrativa y colaboro periódicamente en algún medio de comunicación con artículos de opinión. Escribo allí donde puedo, incluso en la página web de la Unión Progresista de Fiscales.
¿Tiene algún objetivo?
-Quiero difundir el papel del Ministerio Fiscal porque hay una imagen de que estamos totalmente americanizados. La gente piensa o que estamos por debajo del juez -lo que me da mucha rabia- o existe la creencia generalizada de que estamos por debajo del Ejecutivo, de que está totalmente politizado.
¿Y cómo se define?
-Somos funcionarios del Estado. En mi vida me ha dado una orden un superior, y menos basada en criterios políticos.
No debes perderte la conferencia que impartirá en este mes de Mayo Susana Gisbert. Próximamente te mantendremos informada del lugar, fecha y hora prevista.
GRACIAS.
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