Hace 6 años
sábado, 24 de noviembre de 2012
Defiendo la conciliación, en todos los sentidos. Estar en contra de algo es paradójicamente reconocer que hay alguna cosa de nuestra identidad con la que no estamos de acuerdo. Somos más de lo que defendemos. Somos también aquello a lo que nos oponemos. Por lo tanto, asumo que hay algo en mí con lo que me resisto a conciliarme. Tiene que ver con mis debilidades, con mis errores, mis inseguridades, mi desconocimiento en tantas áreas y mis dudas. Después del vértigo que supone asomarse a este precipicio, una se da cuenta de que nuestros puntos fuertes están en el reconocimiento de nuestra fragilidad. Quizás este es el estado en el que sacamos nuestra mejor faceta, ante la realidad en toda su amplitud: contradictoria y cambiante.
Históricamente, la sociedad ha tendido a moldearnos como seres sexistas, para lo bueno y lo malo. Y lamentablemente, muchos han sacado partido de la guerra entre sexos. Y aunque hoy en día parece absurdo, una vez traspasados tantos límites, los miedos siguen haciendo mella: miedos que nos despistan y nos aturden.
Más allá del sexismo, también es histórico el tópico de "la rivalidad entre mujeres", algo que responde a ese "divide y gana", del que sabemos que muchos se aprovechan personal y profesionalmente.Mujeres Descalzas: Tabús y Feminidad.
En las reuniones, las participantes hablaban de esas mujeres que tuvieron un papel importante en sus vidas: porque les ayudaron, les apoyaron, les dieron ejemplo y fuerza para seguir adelante en momentos difíciles. Recordaban a mujeres que se habían convertido en sus referentes. De este modo, las profesionales del Programa Municipal de la Mujer (PMD), muy sutilmente, incorporaban en los debates esa necesidad de romper con el tópico-trampa de la "rivalidad femenina"Mujeres Admirables..Si bien todos los hombres y mujeres tenemos una parte animal y poco racional, que nos impulsa a "atacar" cuando nos sentimos agredidos o amenazados, el gran reto es mirarnos al espejo y ver en nuestros ojos cuáles son nuestros temores. Y quizás esto nada tiene que ver con la sexualidad de cada uno, sino con nuestros propios fantasmas.
Cualquier día es bueno para escuchar a estas mujeres. Y pienso sinceramente que cada pequeño granito de arena que aportemos en cuestiones de género tiene que ir encaminado a un cambio de discurso: es importante utilizar un lenguaje de unión y no de discordia, que afronte los temas de frente y a su vez sea constructivo, que describa las realidades tal como son con voluntad de cambios en positivo, que anime a hombres y mujeres a actuar en beneficio de todos, que haga nacer nuevos valores para el presente y el futuro. Quizás vale la pena intentarlo, aunque nos caigamos o nos equivoquemos por el camino. Así me lo propuse, desde el silencio y la escucha, en estos proyectos audiovisuales, con mis compañeras Sonia Pons (realizadora), Paula Ustarroz (ayudante de dirección) y Manuela García (grafista), así como con Rosa Segarra, alma mater de todo este trabajo, en representación del PMD. Gracias a ella y a Mariví Mur, ahora estamos a punto de empezar nuestro tercer documental. Aurora Antón
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