martes, 18 de agosto de 2009

VIOLENCIA DE GÉNERO, ¿UN CONFLICTO DE TODOS Y TODAS?


Mª Elena Simón Rodríguez

En la actualidad, una vez superada una larga etapa de exclusión de las mujeres de los derechos de ciudadanía, constatamos que uno de los asuntos que causan alarma social estriba en las consecuencias de la violencia masculina contra las mujeres. Y todo el mundo se pregunta por las causas y las resistencias.

No debemos llamarla violencia doméstica (de puertas adentro de las casas). Se produce también en ambitos escolares, laborales y cívicos. Muchas veces no se tiene vinculo con el agresor o se ha roto por expresa voluntad de la mujer agredida. Tambiém es violencia masculina, contra las mujeres la violación, la prostitución forzada o el acoso y el abuso emocional, sexual, intelectual o económico practicados dentro de la pareja.

Ninguna mujer está libre del peligro que supone alguna de estas formas de violencia por el mero hecho de ser mujer. Por eso sí que es conflicto de todas.
Muchos hombres no violentos tienen que conocer que hay formas de colaboración entre ellos que hacen que este tipo de violencia se perpetúe: bromas y chistes, alardes, machadas, micromachismos, consentidos o aplaudidos por ellos mismos. Por eso sí que es conflicto de todos.

Y por eso es imprescindible que abordemos este problema con un tema fundamental dentro del proceso de socialización de ellas y de ellos. Niñas y niños deben crecer juntos con la convicción de que son seres humanos de igual valor y categoría. Para ello deben aprender unos y otras "lo femenino" y "lo masculino· como humano e intercambiable, en la escuela, en la familia y en la sociedad. Los medios de comunicación debían imperiosamente de presentarles un modo de comunicación y relación cooperativo y un mundo común, desterrando la guerra de sexos y los excesos de feminidad y masculinidad patriarcal, que muestran y refuerzan de forma exagerada.

Pero sobre todo es un problema de los hombres que son los causantes. Nuestra contribución debe consistir en interrumpir toda acción machista, misógena o sexista que significan dominio y poder masculino o de sumisión y subordinación femenina, para que puedan ir despareciendo esas falsas creencias ancestrales por las que todo hombre se puede y debe sentir dueño de su mujer y toda mujer servidora de su hombre, como ser superior e inferior, respectivamente, dependientes ambos de esa relación de desigualdad.

Para ello tendremos que transformar costumbres, modos y maneras enquistadas de relación, creencias falsas, mitos, conocimientos excluyentes y lenguajes despectivos respecto a las mujeres.

Todo ello supone el programa mínimo, la pioridad ética y política más valiosa, que darán lugar a la creación de las nuevas personas que están requiriendo las nuevas sociedades, sociedades que enarbolan la Igualdad y la Libertad como bandera.

Mientras a los varones se les socialice para el enfrentamiento y la violencia como forma rentable de relación y comunicación y las mujeres sean entrenadas para satisfacer las necesidades y deseos masculinos de todo tipo, no acabaremos con la dependencia funcional de los varones y emocional de las mujeres, que interiorizan en ellas y ellos las carencias como ventajas.

La violencia contra las mujeres es un grave conflicto que requiere de un esfuerzo grande y especial para erradicarlo, esfuerzo intelectual, emocional, económico, político y cultural, colectivo, institucional y personal. Un esfuerzo de todas y todos.

Y tú, ¿qué haces?.

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